miércoles, 20 de octubre de 2010

Con la soga la cuello

Lo amaba en silencio por los días de los días, por los años de los años, por los siglos de siglos. Le demostraba sutilmente el sentimiento reprimido, pero el no lo notaba. Juan era tímido y temeroso y amaba en silencio también. El sentimiento reprimido con el pasar del tiempo se iba agrandando, hasta que un día sintió un temblor. Su cuerpo iba a estallar. Entonces decidió clavar sus uñas en el medio de sus pechos hasta poder agarrarse de la carne y las capas de piel y así poder abrirse a la mitad y liberar el sentimiento.

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