lunes, 23 de agosto de 2010

Zig Zag

Ni siquiera lo intente. Me regalaron el globo de helio que tanto queria. De repente como quien no quiere la cosa, se me resbalo de la mano y se fue. Pude haber levantado los brazos y agarrarlo, o saltar, o subirme a una silla, pero no... deje que se quede reposando en la casa de techos altos. Confio en que baje, alguna vez, algun dia, o en el peor de los casos que alguien lo baje y se lo quede. Boluda, boluda total.

sábado, 14 de agosto de 2010

Plumas

Coleccionaba plumas desde pequeño. Pronto a terminar la niñez, sintió que podía realizar su sueño. Encontró dos plumas de tamaño medio en el sillón de Lucas, su amigo del colegio. Ya en su casa separó todas sus plumas en dos partes equivalentes. Las pego, las coció, hasta crear alas largas y anchas similares a las de las aves de vuelo prolongado. Se las colocó en los brazos, subió por las escaleras de emergencia a la terraza del edificio, miro hacia abajo, tomo aire, tomo carrera, y se dejo caer al vació. Mientras movía sus manitos intentando volar.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Espia

Esta no es una parábola, es la historia real del búho que marco mi vida. Durante años tuve la sensación de estar siendo observada. Sentía continuamente que tenía ojos clavados en mi nuca. Me sentía vigilada, pero al darme vuelta siempre me encontraba sola. Sola rodeada de mi soledad y nada más, y nada menos. Me exasperaba esa sensación al despertarme porque intuía que estaba en la mira de alguien misterioso. Me crispaba principalmente porque creía que la sensación era producto de una quimera. Suponía que la demencia me estaba asediando para luego llevarme con ella. Me desesperaba y lloraba sin consuelo, desconsolada. Hasta que un día lo vi. Agarre el catalejo que me había obsequiado mi abuelo al cumplir los quince años de edad. Observe mediante el mismo circularmente durante veinte minutos. Descubrí a ese pillo ave posado en la ventana de mi vecino espiándome en silencio. Confirme entonces que la monomanía no era mía, sino de aquel búho que me observaba sin tregua.

viernes, 6 de agosto de 2010

Pajaros en la cabeza

Desde los diez años vivo con un zorzal dentro de mí. Mi mamá dice que entró mientras bostezaba. Duerme en mi cabeza, y camina por todo mi cuerpo. Lo siento particularmente cuando revolotea por mi vientre o cuando se posa en mi sien. No sufro de insomnio pero si de zorzal. Su ruido estremecedor a veces no me deja pegar un ojo. Escupo plumas por la mañana y sobre todo cuando estoy resfriada. Sale en las radiografías con forma de caricatura y se escucha con un estetoscopio bien temprano a la mañana o cuando cae el sol. Vive adentro mío y tiene más de un nido que desarmo cuando me pica la cabeza o las axilas.
Es normal, dicen lo mas viejitos, pero yo me siento especial. Un zorzal no es moco de pavo. Es un zorzal.