domingo, 24 de octubre de 2010

Vi la raya

Julián no estaba hecho para el amor. Nunca jamás era correspondido y eso le traía dolores en todas partes. Cansado de jugar al juego del amor donde siempre salía perdiendo, se pego una trompada en la parte inferior del corazón y el mismo salió disparado con fuerza y velocidad para la parte superior del cuerpo. La cabeza. Se poso arriba del cerebro y se desparramo alrededor del mismo. Que decidan juntos, se propuso Julián. Un poco de sentimiento a la racionalidad no le viene nada mal, y un poco de racionalidad al sentimiento le viene muy bien.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Con la soga la cuello

Lo amaba en silencio por los días de los días, por los años de los años, por los siglos de siglos. Le demostraba sutilmente el sentimiento reprimido, pero el no lo notaba. Juan era tímido y temeroso y amaba en silencio también. El sentimiento reprimido con el pasar del tiempo se iba agrandando, hasta que un día sintió un temblor. Su cuerpo iba a estallar. Entonces decidió clavar sus uñas en el medio de sus pechos hasta poder agarrarse de la carne y las capas de piel y así poder abrirse a la mitad y liberar el sentimiento.

Comida china

Estaba preocupada. Hacía ya varios días tenía un dolor de panza que jamás había experimentado. Le molestaba de tanto en tanto en medio de las costillas, abajo del tórax. Se palpaba pero no era dolor al tacto sino en el interior. Al quinto día de sentir la molestia se clavo una lapicera en el lugar pertinente. Colocó una argolla para agrandar el agujero y pudo observar por un espejo que el cardias se le retorcía cada vez que él le hablaba. O cada vez que ella lo pensaba. Convencida, recortó con prolijidad el cardias y unió con un nudo el esófago al cuerpo del estomago.

martes, 19 de octubre de 2010

El temblor

Se sentó a esperarlo en el café que habían acordado. Llegó puntual, como siempre. A los quince minutos de esperarlo, sus piernas comenzaron a moverse. Al advertir cuanto se notaba su impaciencia y ansiedad, agarró con discreción los cubiertos y comenzó a cortarse las piernas desde la raíz. Antes verificó tener la gotita en la cartera.
Mariano llegó media hora tarde, ella lo tomo de la muñeca izquierda y con un sutil pero fuerte movimiento le rompió la muñeca donde llevaba puesto el reloj. Le envolvió una servilleta en la mano manca y le mostró los treinta minutos de retraso.
Su tiempo valía más que el oro, más que la mano izquierda de su pretendiente, más que sus dos piernas.

sábado, 16 de octubre de 2010

Garganta con arena

Todo lo de Laura le gustaba. Casi todo en realidad. Se embobaba con sus ojos, su nariz y sus piernas. Se babeaba por sus costillas y sus pies. Se deshacía por sus omoplatos tan armoniosos y sus caderas pronunciadas. Pero no podía tolerar su voz. “Silenciate Laura, callate. No emitas sonidos que arruinas tu belleza”, sonaba en su cabeza. El entonces la besaba incansablemente para que no hable. Pero no alcanzaba. Entonces se canso, le metió la mano por la boca y le arranco una a una las cuerdas vocales. Esos fueron los últimos gritos de Laura que luego se convirtieron en mudos suspiros.

jueves, 14 de octubre de 2010

Esa estrella era mi lujo

Clara lo había dejado y el no lo podía aguantar. Había sido un martillazo en el ego, similar a que le cortasen los testículos. Por lo tanto se los arrancó y los colgó del clavo que sostenía el espejo que estaba frente a su cama, para recordar cada segundo lo sucedido y la venganza.
Clara… tan buena que parecía. A ella se le podía arrancar nada más el pelo. Pechos no tenía, ni ninguna otra cosa que le cuelgue a simple vista. El sucumbía de ganas de enredarle las trompas de Falopio, luego estrujarlas y tirarlas por el retrete. Pero era imposible llegar dentro de ella. Sabía que solo podría rozarla por casualidad, mirarla con despecho y restos de amor.

viernes, 8 de octubre de 2010

Can you read my mind?

No estaba seguro de querer hacerlo. Sabia que si lo hacia no había vuelta atrás. El proceso era el siguiente: se extraía el cerebro por la oreja, buscaba con una lupa en que lugar estaba aquel recuerdo. Si se unía al corazón debía darle tres golpes con aquella maquina negra con forma de martillo y el recuerdo, desaparecía. Para siempre. Por siempre. La maquina no tenia memoria, actuaba como trampolín. Los recuerdos subían a ella y luego saltaban al cosmos. Lejos bien lejos donde nadie los podía ver, ni escuchar, ni mirar. Nunca más. Jamás. Como si nunca hubieran existido.

viernes, 1 de octubre de 2010

Boys dont cry

Estuvo meditando como iba a hacer el jueves para salir con las dos. Laura le causaba ternura, era compañera, divertida. Mariana era pasión, besos fogosos y rojos, manos revoloteando por los cuerpos. Por una distracción había quedado con las dos el mismo día, a la misma hora. No les podía cancelar, generaría sospechas, y para sospechas ya tenia una variete en su haber. Manoseó su mentón días enteros, cuatro con mas especificidad, hasta que el jueves por la mañana por fin se decidió. Realizo una línea recta, casi perfecta, en el centro de su cama. Colgó una guillotina que había adquirido en el mercado de pulgas paralelamente a la linea de la cama pero en el techo. Se recostó, soltó la soga que agarraba con su mano hábil y espió de reojo caer la guillotina que lo partió a la mitad, verticalmente. A los pocos minutos se levantaron cada una de sus partes. Su parte izquierda salió con Laura y su parte derecha se quedo en su casa matándose a besos apasionados con Mariana.