jueves, 7 de abril de 2011

All you need is love

Grave estaba grave. Grave, grave. Le dolían los tímpanos. Y los meniscos. Que grave que estaba. Le dolían la primer y segunda falange de los diez dedos de las manos, intercaladamente. Le dolía la faringe, el hioides, la traquea y el esófago. Uf. Como le dolía. Estaba tan grave. Todo le dolía. El fémur, la tibia, el peroné. Ay! Como dolía. El hígado, el páncreas y el duodeno.

Llego el doctor. Lo observó, le pidió que no mire y lo anestesió. Con un bisturí le hizo un tajo en el pecho y sin pena ni gloria le arranco el corazón, lo desinfecto con agua oxigenada, lo volvió a introducir, le coció el pecho y lo despertó.

Mal de amores Juan, mal de amores diagnostico.

Las gaviotas

Ricardo era un gran observador. Callado, miraba a su alrededor atentamente. Callado, porque honraba las palabras y si no había nada importante que decir prefería callar. Ricardo creía que el ser humano era una maquina de decir cosas sin sentido, entonces para evitarse los malos ratos de oír todo eso que no quería se refugiaba en el la playa cerca del mar. Allí no se quedaba en silencio. Le hablaba a las gaviotas sobre el hombre y sus deterioros. Sobre la venta ilegal de almas y el consumismo. Le hablaba del abandono a la moral y del suicidio de la ética.

Las gaviotas… nada. No hacían nada. Ni siquiera lo observaban.

el dia mundial de la mujer

Ellas cansadas de ellas mismas, de sus maquillajes, chismes y zapatos, armaron sus valijas y abandonaron el país. El país de las mujeres. Los puertos, los aeropuertos, las estaciones de trenes, los taxis, los micros desbordaban. Las mujeres se pelaban por cualquier tipo de pasaje. Querían huir e ir en busca de aquello que había extinguido la guerra. El hombre. Sus hombres. Ya hacia seis años que los lloraban. Juntas entre tanta tristeza crearon un mar de lágrimas al que se metían en traje de baño cuando llegaba el verano.