miércoles, 11 de agosto de 2010

Espia

Esta no es una parábola, es la historia real del búho que marco mi vida. Durante años tuve la sensación de estar siendo observada. Sentía continuamente que tenía ojos clavados en mi nuca. Me sentía vigilada, pero al darme vuelta siempre me encontraba sola. Sola rodeada de mi soledad y nada más, y nada menos. Me exasperaba esa sensación al despertarme porque intuía que estaba en la mira de alguien misterioso. Me crispaba principalmente porque creía que la sensación era producto de una quimera. Suponía que la demencia me estaba asediando para luego llevarme con ella. Me desesperaba y lloraba sin consuelo, desconsolada. Hasta que un día lo vi. Agarre el catalejo que me había obsequiado mi abuelo al cumplir los quince años de edad. Observe mediante el mismo circularmente durante veinte minutos. Descubrí a ese pillo ave posado en la ventana de mi vecino espiándome en silencio. Confirme entonces que la monomanía no era mía, sino de aquel búho que me observaba sin tregua.

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