Ayer escuche por ahí alguien que decía “quiero que volvamos a creer en la palabra”. Y así de repente, sin previo aviso, se me vino la vida encima.
Si me pedís mi numero, llamame. Si me decís que me vas a llamar, llamame. Si me decís que nos vemos en la semana, llamame. Si me decís te quiero, llamame. Si me pedís que te abrace, entonces, llamame. Si me decís cosas lindas, llamame. Si me sacas la remera, llamame. Si me miras a los ojos cuando me hablas, llamame.
Todos los caminos conducen a Roma. O, a que me llames si abrís tu fucking boca para decorarme la vida por unos minutos con sonrisas y mariposas, que después arruinas con hacerme esperar lo que decís y nunca haces.
Volvamos a creer en tu palabra... digo constantemente. O me tapo las orejas y digo bla bla bla mientras vos hablas para no tener que esperar nada más.
Si me pedís mi numero, llamame. Si me decís que me vas a llamar, llamame. Si me decís que nos vemos en la semana, llamame. Si me decís te quiero, llamame. Si me pedís que te abrace, entonces, llamame. Si me decís cosas lindas, llamame. Si me sacas la remera, llamame. Si me miras a los ojos cuando me hablas, llamame.
Todos los caminos conducen a Roma. O, a que me llames si abrís tu fucking boca para decorarme la vida por unos minutos con sonrisas y mariposas, que después arruinas con hacerme esperar lo que decís y nunca haces.
Volvamos a creer en tu palabra... digo constantemente. O me tapo las orejas y digo bla bla bla mientras vos hablas para no tener que esperar nada más.