viernes, 17 de septiembre de 2010

Enganchate conmigo

Gabriel no iba a poder conquistar a Lucrecia. Lucrecia era demasiado linda para él, casi como una princesa. Casi como un ángel. Casi como una sirena. Apostaban los cuatro alrededor de la heladera moderna del departamento de Julio. Cristian apostó un riñón, se lo arranco bruscamente y lo metió en un tupper y el tupper en la heladera. Bruno se jugó el esternón. Julio el intestino grueso, lo enrolló y lo metió dentro de una botella de leche de vidrio. Gabriel con exceso de esperanzas aposto el órgano imprescindible para el funcionamiento del cuerpo y sentimiento. Se saco el corazón, lo guardo en una bolsa hermética y la coloco en la parte donde van los quesos. Al cabo de un tiempo, Lucrecia se enamoro de Gabriel. Ahora Gabriel, tiene de sobra un riñón, un esternón y un intestino grueso. Ahora Gabriel corre agarrado de la mano de Lucrecia por los prados y la casa. Ahora Gabriel se mufa de sus amigos que no creían en él ni en sus dotes de caballero no tan buen mozo.

1 comentario:

  1. me re re requete gusto!
    vamos arriba con la donacion de organos! jajaja

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