viernes, 3 de septiembre de 2010

Aqui no podemos hacerlo (reloaded)

Se levanto de la cama, se saco la remera, agarro un tramontina y se corto el pecho a la mitad de manera vertical, se agarro el corazón con las dos manos, para desperdiciar la menor cantidad de sangre, y lo guardo en un frasco de azúcar que recién había lavado. Se sentó en la cama y se quedo observando alternadamente el frasco y su agujero. Agarro aguja e hilo y se cosió el pecho con rapidez. Para asegurarse de que haya quedado bien cerrado se clavo tres alfileres de gancho. Se levanto, fue a la cocina, guardo el frasco en el freezer, se sirvió un vaso de agua y tomo un calmante. Fuerte, muy fuerte. Necesitaba anestesiarse para poder dormir. Con el corazón adentro, hacía un mes que no pegaba un ojo. Volvió a la cama y a la segunda oveja contada se quedo dormido.
Por la mañana lo confirmo. Aquel órgano, ahora enfrascado, era el culpable de todos sus males.

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