Se levanto de la cama, se saco la remera, agarro un tramontina y se corto el pecho a la mitad de manera vertical, se agarro el corazón con las dos manos, para desperdiciar la menor cantidad de sangre, y lo guardo en un frasco de azúcar que recién había lavado. Se sentó en la cama y se quedo observando alternadamente el frasco y su agujero. Agarro aguja e hilo y se cosió el pecho con rapidez. Para asegurarse de que haya quedado bien cerrado se clavo tres alfileres de gancho. Se levanto, fue a la cocina, guardo el frasco en el freezer, se sirvió un vaso de agua y tomo un calmante. Fuerte, muy fuerte. Necesitaba anestesiarse para poder dormir. Con el corazón adentro, hacía un mes que no pegaba un ojo. Volvió a la cama y a la segunda oveja contada se quedo dormido.
Por la mañana lo confirmo. Aquel órgano, ahora enfrascado, era el culpable de todos sus males.
Por la mañana lo confirmo. Aquel órgano, ahora enfrascado, era el culpable de todos sus males.
Me encanta me encanta me encanta
ResponderEliminarme da impresion pero es buenisismo!
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