viernes, 11 de febrero de 2011

Mi guitarra y vos

Martín se sentó en la punta de su cama, abrazó a su guitarra y comenzó a llorar. El llanto era confuso. No sabía si la extrañaba, o extrañaba el hecho de que solo su guitarra sea el bien más importante en su vida. Esa intrusa había superado cualquier tipo de amor que el había sentido jamás. Ni si quiera el rock le provocaba tanta acides por sobredosis de endorfinas. Esa espuria le había vendido amor maquillado. Desteñido, desgreñado. Abrazó mas fuerte la guitarra hasta hacerla formar parte de él mismo. Se la clavo en el cuerpo de forma vertical, mientras por los bordes derramaba sangre sin control ni preocupación. Que su guitarra la desplace era todo lo que necesitaba.

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