miércoles, 10 de marzo de 2010

El Fantasma

Cada vez que viajo sola en el auto, que esto sería en un 80% de los casos, tengo la necesidad de hablar con un alguien en particular y decirle lo que siento, lo que tengo atravesado en el pecho. Entonces "invito" a ese alguien a sentarse en el asiento del acompañante y que me escuche, opine, responda, etc.
Me descargo. Por eso lo hago. Lloro sin querer esconderme. Me saco todo de adentro sin recato.
Hablo sola, o le hablo a él, que no esta. Ni siquiera en el asiento de al lado. Ni siquiera en mi vida.

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